La vida profesional de una persona es, si cabe, igual de importante que la vida familiar…
En nuestro lugar de trabajo pasamos al menos 8 horas diarias. Y cuando, además, tenemos la suerte de conseguir sentirnos bien integrados en el equipo, realizados con las tareas que ejecutamos y felices con nosotros mismos, ese lugar de trabajo pasa a convertirse en una segunda casa y en una segunda familia.